*Ponencia presentada en el Congreso de Río de Janeiro (Brasil), en agosto de 2007.
En este año 2007, se cumplen 40 años de la muerte de Che Guevara, el célebre revolucionario del siglo XX. La figura humana e histórica de este icono del pasado siglo, alcanzó notoriedad en los años cincuenta, cuando con Fidel y Raúl Castro y con Camilo Cienfuegos, lideró la revolución cubana, que culminó con el derrocamiento del dictador Fulgencio Batista en 1959 y con la entrada triunfal en La Habana en Enero de ese mismo año.
En los años sesenta, la figura de Che Guevara, como personaje público, se vio redimensionada por su intento de exportar la revolución castrista fuera de la isla, intentando que los países iberoamericanos abrazaran el modelo político, económico y social cubano.
En esa misma década, en los años sesenta, se renovó el ciclo Urano-Plutón, con su conjunción en Virgo, viendo nacer movimientos revolucionarios, en el ámbito político, social o cultural. Este ciclo, renovado en el período 1963-1967, y adscrito históricamente a revoluciones y a movilizaciones sociales, coincidió en el tiempo con la máxima proyección de la figura de Che Guevara, el hombre que mejor encarnó el espíritu revolucionario de estos años.
En esta ponencia, mi intención es resaltar el punto de intersección, en la historia, de una vida humana, la del guerrillero argentino Che Guevara, y el espíritu revolucionario del ciclo Urano-Plutón, como fenómeno astrólogico de interés histórico.
Ernesto Guevara, llamado popularmente Che Guevara, nace el 14 de Mayo de 1928 en Rosario (Argentina), en el seno de una familia acomodada. En su juventud, estudió medicina y militó en movimientos izquierdistas de su país. Desde 1953, viajó por Perú, Ecuador, Venezuela y Guatemala, descubriendo la miseria dominante en Iberoamérica, en contraste con la explotación del imperialismo norteamericano en esta zona del mundo. Participó en diferentes iniciativas contestatarias y acabó inclinándose por una ideología marxista. En 1955 conoce en México a Fidel Castro, que preparaba su ofensiva guerrillera en Cuba y decide unirse a este grupo, en calidad de médico. En 1956, desembarcó junto al movimiento revolucionario en la isla de Cuba, afianzándose en Sierra Maestra y llegando a convertirse con el tiempo en uno de los líderes de la revolución cubana. Participó en la decisiva batalla por la toma de Santa Clara, en 1958, y finalmente entró victorioso en La Habana en 1959, acabando con la dictadura de Batista. El nuevo régimen le concedió la nacionalidad cubana y le nombró Jefe de la Milicia y director del Instituto de Reforma Agraria en ese mismo año. En 1960, fue designado presidente del Banco Nacional y Ministro de Economía. En 1961, fue nombrado Ministro de Industria. En esos años, Guevara lucha por conseguir la independencia económica de Cuba. Paulatinamente, abandona sus cargos y empieza a erigirse en portavoz internacional de la revolución cubana, asistiendo a diferentes foros internacionales para defender la revolución frente al imperialismo norteamericano. En 1965, vuelve a ponerse el traje de revolucionario y se desplaza al Congo, donde lucha en apoyo del movimiento revolucionario en marcha. Dejando completamente sus responsabilidades políticas en Cuba, en 1966 vuelve a centrarse en Iberoamérica, en su intento por impulsar una revolución generalizada en el continente. Elige a Bolivia como centro de operaciones, para instalar una guerrilla que pueda extender su influencia hacia Argentina, Chile, Perú, Brasil y Paraguay. Al frente de un pequeño grupo de revolucionarios, intenta generar una revolución social en Bolivia, aunque su mensaje no llega a calar en el pueblo. Aislado en una región selvática, cae en una emboscada del ejército boliviano en la región de Valle Grande, siendo herido y apresado. Por su condición de símbolo para la juventud mundial, los militares bolivianos deciden destruir el mito, ejecutándolo en 1967.
No es necesario estudiar del horóscopo de Che Guevara todas las configuraciones, pues sólo nos interesan aquellas que aportaron significado al personaje, a la figura histórica, al guerrillero inmortal, no a un individuo llamado Ernesto Guevara. No nos interesa aquí al hijo, al esposo o al padre, sólo al Che con dimensión social.
De su horóscopo, las configuraciones más importantes en este nivel son, por orden de importancia:
Secundariamente, también son importantes:
Considerando sintéticamente a cada una de estas configuraciones, podemos apuntar lo siguiente:
Urano en conjunción al Ascendente, confiere una nota excéntrica, rebelde, revolucionaria, inconvencional, amante de la libertad.
Urano en cuadratura al Mediocielo, nos muestra al rebelde, que se rebela contra la autoridad, contra toda imposición social o política. Errático, revolucionario, rupturista.
Marte en conjunción al Ascendente, es la energía desbordante, el ser ardiente, casi agresivo, con un fuerte espíritu combativo, competitivo, con coraje.
Nótese que Simón Bolívar y Moshe Dayan, célebre general israelí, también tenían a Marte en conjunción al Ascendente.
Plutón angular (casa IV), sugiere tensiones internas, la voluntad de transformar, de cambiar, de regenerar la realidad que le envuelve.
El Sol en sextil a Marte, otorga fuerza, energía, combatividad.
El Ascendente encuadrado por Marte y Urano, confiere rapidez en las reacciones y decisiones, gran energía y agresividad.
Alexandre Volguine, autor de la obra “Los Encuadramientos del Sol, la Luna y los Angulos” (1), sugiere que con esta combinación se encuentran varios ejemplos de muertes accidentales o violentas, tal y como ocurrió con el mismo Che.
Obviamente, la base o marco que encuadra al Che como persona y personaje, es una oportuna combinación de Fuego, Tierra y Agua:
El Ascendente en el signo de Aries, que le confirió iniciativa, fuerza, coraje.
El Sol en el signo de Tauro, dotándolo de perseverancia, rigidez, terquedad.
La Luna en el signo de Piscis, dándole humanidad,sensibilidad, compasión.
También predomina, en su tema natal, el elemento Fuego (4 planetas) y el Agua (3 planetas), siendo la perfecta combinación del héroe, el idealista, el que se sacrifica valientemente por una causa.
Los aspectos donde interviene el planeta Neptuno, son fundamentales para entender algunas de sus características personales y motivaciones más profundas:
Sol en cuadratura a Neptuno: excesivamente idealista, posible confusión, autoengaño, algo utópico e irrealista.
Júpiter en trígono a Neptuno: su lado caritativo, humanitario, generoso.
Otros elementos de su horóscopo son importantes y nos pueden aportar una información valiosa para comprender a la persona y al personaje, como el regente del Mediocielo situado en la casa IX, o la ubicación zodiacal de Plutón, en el signo de Cáncer, que le da una tercera dimensión a su situación domal o por casa y que ayuda a comprender, aún parcialmente, la motivación revolucionaria de fondo.
Sin embargo, los elementos anteriormente apuntados son los que conforman la estructura esencial de esa persona que, en un momento dado de su vida, deja atrás al ser de carne y hueso para entrar a formar parte del mito, del personaje que mejor encarnó el espíritu, el perfume, la esencia del revolucionario ciclo Urano-Plutón en la década de los sesenta.
Antes de abordar el ciclo Urano-Plutón, es necesario explicar qué es un ciclo planetario en astrología mundial y que papel juega dentro de este apartado.
El estudio de los grandes ciclos planetarios, donde intervienen los planetas más lentos: Urano, Neptuno y Plutón, es uno de los pilares fundamentales de la astrología mundana.
Como ciclo planetario, entendemos el recorrido que se establece entre dos planetas, del más rápido al más lento, en el intervalo de dos encuentros sucesivos de los mismos planetas. Por ejemplo, se inicia un ciclo entre Urano y Plutón cuando ambos están en conjunción en un grado y signo determinado, terminando el ciclo con el próximo encuentro entre ambos, en forma de conjunción.
El interés del astrólogo en relación al ciclo, responde a una realidad constatada desde tiempos remotos, que nos dice que ante todo movimiento de un ciclo planetario determinado, le corresponde aquí en la Tierra un hecho social acorde con la fase y aspecto del ciclo en sí: a nivel político, social, económico o cultural.
Uno de los paralelismos más certeros, con respecto al ciclo planetario en sí, es el mismo ciclo lunar: Luna Nueva, Cuarto Creciente, Luna Llena y Cuarto Menguante, para volver a empezar, de nuevo, con una Luna Nueva. La fase creciente, afín a la fase evolutiva, la Luna Llena, con su equivalente con la oposición, dentro del ciclo, y la fase menguante, afín con la fase involutiva.
Un acontecimiento concreto, capaz de evolucionar y desarrollarse, no únicamente responde a un ciclo determinado si se inicia con la conjunción o inicio del ciclo, sino que puede adaptarse al mismo con otra fase o aspecto. Por otra parte, un acontecimiento no estará necesariamente adscrito al ciclo que se inicie a la vez que nace la idea o realidad física.
El elemento y el signo zodiacal donde se inicia el ciclo, donde tiene lugar la conjunción de los dos planetas que forman el tándem del ciclo planetario objeto de estudio, es sumamente importante, pues aporta sus características a la idea o realidad física que está detrás del ciclo en sí.
Astrológicamente, todos los ciclos son idénticos en su naturaleza básica, en su contenido y forma. La estructura del ciclo es esta:
a) Fase evolutiva y fase involutiva.
Con la conjunción (0º) entre dos planetas, se inicia el ciclo, que evolucionará (fase evolutiva) hasta la oposición (180º), donde después de su culminación, el ciclo involucionará (fase involutiva), hasta la siguiente conjunción, donde se inicia el ciclo siguiente.
La fase evolutiva (0º-180º), se relaciona con el proceso de crecimiento y desarrollo, dentro de una fase de clara expansión.
La fase involutiva (180º-360º), se relaciona con el proceso de envejecimiento y destrucción, dentro de una fase de clara involución.
Un ejemplo perfecto de fase evolutiva y fase involutiva, es la misma revolución cubana. Así, durante su fase evolutiva (a partir del ciclo Saturno-Neptuno, iniciado en 1953), la revolución se desarrolla, se expande, crece hacia afuera, llegando a intentar ser exportada a otros países hispanoamericanos, como es el caso de Che Guevara, abanderado de la revolución a nivel externo. En la fase involutiva, la revolución cubana se consolida, se cierra en sí misma, concentrándose, enroscándose como una serpiente. La fase evolutiva, se asemeja a una fuerza centrífuga, de la misma manera que la fase involutiva se asemeja a una fuerza centrípeta.
b) Aspectos interplanetarios.
A partir de la conjunción (0º), cuando se inicia el ciclo, se suceden los aspectos interplanetarios entre los dos planetas que forman el ciclo. El primer aspecto importante es el sextil (60º), seguido de la cuadratura (90º), el trígono (120º) y la oposición (180º). Después, siguen los mismos aspectos, pero ya en la fase involutiva: el trígono (240º), la cuadratura (270º) y el sextil (300º), antes de iniciarse el siguiente ciclo, con la nueva conjunción (0º). En la práctica, pueden añadirse algunos aspectos menores, como el semisextil (30º), la semicuadratura (45º), la sesquicuadratura (135º) y el quincuncio (150º), con sus respectivas fases involutivas.
Los diferentes aspectos, diferenciados a su vez por hallarse en la fase evolutiva o involutiva del ciclo, tienen unas características propias que, sintéticamente, son estas:
Los orbes máximos admitidos deben ser, aproximadamente, los siguientes:
Conjunción: 10º.
Oposición: 8º.
Sextil, cuadratura,
trígono: 6º.
Aspectos menores: 2º.
Ciclo relacionado con revoluciones y amplias movilizaciones sociales. Cambios radicales, reestructuración o reconstrucción de pueblos y naciones. Un ciclo rupturista, que conlleva nuevos cambios y propuestas a nivel político, social, cultural o científico.
Este ciclo está presente, en el pasado, en períodos como la IV Cruzada y la toma de Constantinopla, allá por 1203-1204, estando la conjunción de estos dos planetas en orbe. La última conjunción entre Urano y Plutón que ha vivido la humanidad, es la de 1965, aunque su radio de influencia se extiende a unos tres años antes y después.
Durante la última conjunción entre Urano y Plutón, en el signo de Virgo, los sentimientos revolucionarios de la sociedad, a nivel global, cristalizan en Francia, en el célebre Mayo de 1968: la insatisfacción social generará nuevas y diferentes propuestas políticas, sociales y económicas. Este período (1963-1967), es también el momento de mayor proyección del hombre que mejor encarnó esta conjunción: Che Guevara, el revolucionario latinoamericano, que intentó exportar la revolución castrista fuera de sus fronteras, intentando difundir un proyecto político, social y económico revolucionario. Es la época de Los Beatles, que con su música intentarán cambiar a una sociedad caduca. Bajo la sombra de este ciclo, encontramos también nuevas propuestas de vida: el movimiento hippy, el pacifismo o el ecologismo. Según André Barbault, la conjunción entre Urano y Plutón, en el signo de Virgo trajo consigo el fenómeno, generalizado, del terrorismo: violencia (Urano-Plutón) fragmentada (Virgo). A nivel científico y tecnológico, también este ciclo ha generado importantes cambios en la sociedad: en la conjunción de 1965, asistimos a la eclosión de las computadoras y la electrónica, de la misma manera que en la anterior conjunción de 1850, surge el maquinismo y la expansión del telégrafo.
Para entender lo que aconteció en la vida de Che Guevara y en el mundo en los años sesenta, antes hay que remontarse a 1953. En ese año, Urano en tránsito -angular en el rádix del Che- alcanza la posición radical de Plutón, también angular. Ese mismo año, se inicia la revolución cubana, con el asalto al Cuartel de Moncada. También hallamos en el mismo período otro tránsito pesado: Plutón alcanza la posición de Neptuno radical. Guevara, estimulado por los inicios de la revolución castrista, paralelos a los tránsitos natales apuntados, siente en su interior la necesidad de abrazar un movimiento de rebelión, revolucionario, tan afín a su manera de ser y de ver la vida, tal y como lo refleja perfectamente su propio horóscopo. El resto, hasta alcanzar la victoria en 1959, expulsando de la isla de Cuba a Fulgencio Batista y a su régimen corrupto, es historia.
Repasando la biografía del Che, podemos ver que es en 1965 cuando este guerrillero abandona todos sus cargos políticos en Cuba, deja de participar en foros internacionales estériles y vuelve a empuñar su fusil. Es exactamente en el año en que en el cielo se produce la conjunción pártil de Urano y Plutón cuando Che Guevara vuelve a enfundarse el traje de guerrillero, de revolucionario. Se identifica con una corriente de pensamiento, con un movimiento de rebelión mundial en todos los órdenes (política, social o cultural) y lo encarna y abandera mejor que nadie. El mundo identifica a Guevara con este movimiento y el se entrega en cuerpo y alma para cambiar la realidad política, social y económica del mundo.
La conjunción entre Urano y Plutón, se produce en la casa VI de Che Guevara, a 17 grados de Virgo, en cuadratura exacta al Saturno natal, que se halla en su casa IX.
El astrólogo, puede estar tentado de interpretar la conjunción que se forma en su casa VI simbólicamente, como la entrega, el servicio, el trabajo (casa VI) en forma de revolucionario, de abanderado de una causa común. Interpretación correcta o no, lo cierto es que por el mero tránsito de Urano y Plutón por su sector VI, por separado y obrando conjuntamente, la lectura convencional a efectuar está en la línea de apuntar que este icono social del siglo XX sintió la necesidad de cambiar, regenerar, revolucionar (vocablos adscritos al binomio Urano-Plutón) su vida en el plano del trabajo, del servicio, de su actividad como líder, como no, sirviendo a una causa elevada. Y así lo hizo. Sin embargo, su ansiada revolución, su trabajo (casa VI) como revolucionario (Urano-Plutón), se vió truncado en 1967, cuando fue ejecutado en Bolivia por los militares.
Poco después de su desaparición física, la revolucionaria conjunción Urano-Plutón se deshizo también, alejándose un planeta de otro y disolviéndose esa conjunción extraordinaria que sólo se repite una vez cada 127 años, de media. Y con ella, se disolvieron Los Beatles, el movimiento hippie perdió fuerza y los jóvenes de Mayo del 68 se fundieron en el anonimato. Y se fue un sueño, y unas ansias de libertad verdadera, de rebeldía social. Con todo, sus ideas de justicia social y de hermandad entre los pueblos, permanecen.
Para redondear este cuadro astrohistórico, en clave poética, quiero compartir con el auditorio, destinatario de esta ponencia, una sensación personal, subjetiva: cuando en los cinco continentes veo la imagen del Che, en forma de foto, dibujo o símbolo, extraída de la célebre fotografía que el cubano Alberto Korda le tomó en 1960, y que desde hace décadas forma parte de la iconografía universal del siglo XX, siempre reparo en la estrella que el Che tenía impresa en su sombrero o gorro. Y, en verdad, a modo de ilusión óptica, ya no veo una simple estrella de cinco puntas: en realidad, veo al símbolo de Urano y Plutón, como representación simbólica del movimiento revolucionario que nació a la sombra de este gran ciclo planetario y que Che Guevara abanderó, hizo suyo y encarnó como nadie.
Aquí coinciden la astrología natal, con la figura del Che Guevara como persona y la astrología mundial, con el ciclo Urano-Plutón como protagonista. El punto de intersección, está situado en una de las décadas más interesantes que vio el siglo XX: los años sesenta. Más allá de la historia, astrológicamente, lo más interesante es la relación de identificación colectiva que se establece entre un individuo y las masas, sensibles, en su conjunto, al producto de los diferentes ciclos planetarios.
Autor: Juan Estadella
Web: https://www.juanestadella.com
Este artículo pertenece a su autor y puede tener algunos derechos reservados.
Consulte con el autor para su publicación