Carta Natal online

Retomando mi último artículo en Stellium, y en el contexto de la gran crisis de los planetas transpersonales que transitan y cambian de signo, quiero destacar un punto de esperanza: el cambio del eje nodal de la Luna. Actualmente, estamos en el eje nodal Aries (norte) - Libra (sur), que se mantendrá hasta el 12 de enero de 2025, cuando el eje cambiará a Piscis (norte) - Virgo (sur).

Como mencioné en otros artículos, el nodo sur actúa como un barrefondo, sacando a la superficie las sombras ocultas de los signos por los que transita, desarticulando hábitos, inercias y puntos de anclaje. En el caso del nodo sur en Libra, hemos visto la desarticulación de acuerdos y alianzas, lo que dio lugar a conflictos en distintas partes del mundo.

Con el nodo sur en Virgo, emerge la tendencia de analizarlo todo desde una perspectiva hiperanalítica, en la que la inercia se relaciona con lo racional, el orden abstracto y matemático. Un ejemplo es la inclinación a explicar el funcionamiento del mundo a través de los mercados, lo cual muchas veces nos distancia de la realidad concreta y de la naturaleza misma. Aunque aún estamos con el nodo sur en libra, es importante ver hacia dónde nos dirigimos con el nodo sur en virgo, en esta normalización de lo abstracto, en donde parece que la discusión teórica o cultural es suficiente para comprender lo real. Es decir, los números pueden “cerrar” —porque pueden dibujarse—, pero ¿cuál es el impacto en el mundo sensible?.

El misterio de la vida no ha sido (y probablemente no será) revelado tan fácilmente a través del “mundo de las ideas”. Aquí es donde el nodo norte en Piscis puede guiarnos hacia lo que no podemos comprender racionalmente, hacia aquello que nos trasciende. Piscis nos hace experimentar que todxs estamos unidxs bajo el mismo cielo y compartimos este planeta. Es la esencia última que nos une. Para sentir esto, necesitamos disolver ciertas barreras mentales y virtuales. Las disoluciones son parte de las experiencias fundamentales de la vida.

Este nodo norte en Piscis nos impulsará a entregarnos a algo mucho más amplio, infinito e inexplicable, en el cual la empatía y la solidaridad serán esenciales, y nos llevará a funcionar desde la resonancia y la sensibilidad, en lugar de la comprensión racional. El racionalismo excesivo puede llegar a ser profundamente irracional, mientras que lo no racional puede guiarnos hacia una claridad más profunda.

¿Sentimos que algunos modelos nos hacen daño, aunque nos cueste desprendernos de ellos? ¿Tendemos a desmembrar lo que debería estar unido?

Necesitamos sentirnos integrados en el mundo que nos rodea. Tal vez, para lograrlo, debamos dejar de invertir nuestra energía en esa búsqueda insaciable de “realización individual”. Es momento de desarrollar un orden propio, renunciar a tanta lógica y meticulosidad, y aprender a cultivar una sensibilidad. Vivir experiencias que despierten la compasión. Si no miramos más allá de nuestra burbuja individualista, tarde o temprano, esas burbujas se rompen. Pero si en cambio nos abrimos a la disolución sensible, aquello que creemos está en las antípodas tal vez esté más cerca de lo que imaginamos. Sentirlo podría habilitarnos para uno de los sentimientos más necesarios de nuestro tiempo: la Paz.

El nodo norte es un punto dinámico, en donde podemos abrir puertas hacia el futuro. Y si de Piscis se trata, apropiémonos de una de las facultades humanas más hermosas: la imaginación que puede crear lo real.

Por último, quiero evocar una imagen del cielo: la constelación de Piscis, donde los dos peces nadan en direcciones diferentes (lo racional y lo sensible) y están unidos por un hilo de plata. Ese hilo está atado con un nudo: Al Rescha, la estrella principal de la constelación.

Reflexionemos por un momento sobre esta imagen ancestral: la unión es a través de un nudo. Esto me hace pensar en la navegación, en los distintos tipos de nudos que sirven para diferentes cosas, por ejemplo, importantes para que las velas de un barco se mantengan firmes y puedan capturar la mayor cantidad de viento para que el barco avance.

En general nuestra primera asociación cuando pensamos en un nudo es sobre algo complejo, un conflicto, (un nudo en la garganta), que a veces nos parece casi imposible de desarmar. Pero hay un secreto para perder el miedo a los nudos: no tensar.

¿Cómo se afloja el nudo entonces? Es en este tiempo en el que tal vez tengamos la oportunidad de darnos cuenta de que ese hilo de plata invisible es real aunque no lo veamos, que une todo lo viviente a través de múltiples relaciones e interdependencias, resonancias y necesidades. La pregunta que me hago es ¿podremos identificar que lo que nos une es un nudo? ¿Podremos aprender a hacer otros nudos? Es que el conflicto existe y existirá. La paz no es la ausencia de conflicto, sino cómo hacemos el nudo, cómo convivimos en la tensión que nos mantiene unidos.